martes, 9 de diciembre de 2008

Capítulo 1 - Tercera Parte

Alex y Mandy llegaron y fuimos los 4 en una limosina perfecta. Micael no estaba en mi escuela, él ya estudiaba en la universidad. Mis dos mejores amigos sí estaban en mi promoción.

Mandy se lleva súper bien con mi novio. Sin embargo, Alex no lo pasaba por completo, y aunque tal vez el sentimiento era mutuo, Micael era tan comprensivo y respetuoso que jamás le demostró falta de simpatía, a diferencia de mi tan “comprensivo” amigo, quien en un principio no desperdiciaba cada ocasión que se le presentara para mostrar su desacuerdo con nuestra relación, aunque al parecer con el tiempo había aprendido a sobrellevarlo, e incluso no presentó objeción alguna cuando Mandy y yo le contamos que pretendíamos ir juntas a aquella fiesta.

El camino no se hizo tan largo a pesar de que no partimos directamente a la celebración. Fuimos antes a dar una vuelta por la playa, aunque como es de saber, no bajamos de nuestra limosina de ensueño.
Yo la pasé increíble mientras nos dirigíamos al local; era imposible aburrirme estando con él. Pero, pude notar la incomodidad de Alex cada vez que Mandy procuraba abrazarlo.

Nunca había ido antes a una fiesta de promoción. Llevaba poco más de un año saliendo con Micael, pero él es dos años mayor que yo, por lo que cuando lo conocí, él ya había terminado aquella etapa escolar que hoy, en definitiva, yo concluiría.Como decía, nunca había asistido a una fiesta de promoción, por lo que no tenía ni idea de cómo se llevaba a cabo eso de la entrada, las cincuenta mil fotos, la cena y esos asuntos.

Cuando la fiesta comenzó, le dije a Micael que quería bailar, cosa realmente rara en mí, a lo que me respondió con un rotundo e incompresible no. Lo miré como esperando un cambio de opinión, pero solo atinó a decirme “en un rato, ahora estoy cansado”.

Lo conozco. Lo conozco a la perfección como para estar completamente segura de que aquello no era más que una mentira, una simple excusa para no bailar conmigo. Sin saber por qué, de pronto tuve que contener un par de lagrimas que asomaban insistentes por mis ojos como para mostrar que me dolía su forma de tratarme, pero era una tontería y quizás él pensaría que yo era una estúpida sensible, cosa que probablemente sea cierto pero que definitivamente no demostraría, únicamente para no darle en ese momento el gusto.

Me paré y fui en busca de una bebida, cuando la tenía ya en mis manos, di media vuelta para volver a su lado (a pesar de todo), pero me di con la sorpresa de que estaba ahí, a mi lado. Me había seguido.

- ¿Aceptarías bailar conmigo? - pronunció con esa sonrisa suya que me hipnotizaba

- Sabes que… - ¿por qué demonios no me salían las palabras? Ya debía estar acostumbrada a su perfección – Sabes que no puedo decirte que no

Y cogidos de la mano, nos dirigimos a la pista de baile. La música no era rápida, pero sin lugar a dudas no era tan lenta como nosotros la bailábamos. En realidad, coordinar con aquel compás, era para mí lo de menos. Me abrazaba de una manera tan fuerte y acogedora que fuera de nuestro mundo, nada me importaba.

Apoyé mi cabeza sobre su hombro y juraría que al levantarla vi una lágrima rodar por su mejilla, mas no me alcanzo tiempo para comprobarlo, pues inmediatamente me besó. Y no fue un beso normal, no fue ‘uno más’. Tenía algo distinto. Algo que me encantaba. Un sabor de derrota que me daba miedo sin siquiera saber por qué. Algo pasaría y yo ya lo sabía.

“Te amo, como nunca jamás podré amar a otra persona. No dejes nunca de sonreír, se sólo tú y conseguirás todo lo que te propongas. Te amo, no lo olvides, debes prometérmelo.” Me dijo, dejándome aun más sorprendida.

- ¿Por qué lo dices?

- Sólo promételo

- Te lo juro, pero eso ya lo sabes…

- No me digas nada más. me dijo poniendo su dedo sobre mi labio, y tras darme nuevamente un beso, se fue.

Aún sin saber que ocurría, busqué a Mandy para contarle el extraño acontecimiento que acababa de ocurrir. “Anda con él” fue lo único que me dijo.

Obediente, lo busqué por toda la fiesta. Inútil, no estaba. Desesperada fui a nuestra mesa y noté que su saco ya no se encontraba donde él mismo lo había dejado.
Tomé inmediatamente mi celular y marqué su número. Apagado.
Llamé entonces a su casa… Nadie contestó.
Enseguida, sin saber que más hacer y sin poder ya controlar esas lágrimas traicioneras de incomprensión marqué otro número.

- ¿Aló? – me dijo aquella voz tan familiar

- ¿Mamá? - dije sin poder llorar más

- ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

- Mami, por favor, recógeme.

- ¿Qué pasa?

- Por favor – le contesté ya sin más palabras en mente

- Ya estoy yendo, espérame – respondió preocupada

Mientras iba a recoger mi cartera, Alex se acercó:

- ¿Por qué se fue así? ¿Pelea? – preguntó con cierto sarcasmo que pasé por alto, pues era lo que menos me interesaba.

- Nada ha pasado, todo está bien – le dije apresuradamente deseando tener poderes para desaparecer de una vez por todas de aquel lugar.

No sé cuánto tiempo caminé por entre todas las parejas felices que bailaban, y cuando decidí ir a la entrada, vi el carro de mi mamá estacionado en la acera de en frente.
Me acerqué corriendo a la puerta de este, y ya estando adentro, mi llanto no me permitía responder las mil preguntas que mi madre me hacía.

Tome una vez más mi celular en insistí en llamarlo, con una vaga esperanza de escuchar aquella voz que me explique todo, pero ya no tenía sentido alguno.

- ¿Qué ha pasado? – preguntó una vez más

- Se fue mamá, se fue – dije sin disimular esa pena que me carcomía por dentro

- ¿Quién se fue?

- Micael, Micael se fue. Me dejó

5 comentarios:

YaniRa dijo...

raiiios! como se fue asi, sin decir nada? m u e R o.
qiero leer más!

volveré pronto! cuidate (:

Azucena Oré Vereau dijo...

Demonios! yo quiero más de esto!!! esperaré la cuarta parte o el capítulo dos. Está bueno.

saludos :)

Álvaяo dijo...

Ohh.. increible! ya leí las tres partes y me ha gustado mucho; me has dejado con el suspenso de querer saber que pasó. Espero lo que viene! Gracias por pasar por mi blog!

Saludos; regreso!

andrea. dijo...

se fue?
wow.


me gusta leerte :)

Edo dijo...

Puta madre! cuando leí esto:

“Te amo, como nunca jamás podré amar a otra persona. No dejes nunca de sonreír, se sólo tú y conseguirás todo lo que te propongas. Te amo, no lo olvides, debes prometérmelo.”

ya lo sabía todo :(
Porque? Porque a veces simplemente no podemos ser valientes y decir las cosas?? Detesto ser tan asi!!

Me gusta la historia me he quedado pegado, se parece a tantas historias mías...